
El Señor es nuestra fortaleza
En el camino de la vida enfrentamos muchos desafíos que pueden sacudirnos. Sin embargo, es en esos momentos cuando debemos recordar que el Señor es nuestra fortaleza y nuestra roca inquebrantable. Como está escrito en el Salmo 18:2: Jehová, roca mía y castillo mío, mi libertador;Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;mi escudo y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.(Salmo 18:2) Cuando nos sentimos sobrecargados, podemos confiar en la promesa de que Dios es nuestro refugio seguro. Él nos da valor para afrontar las tormentas y paz para superar los momentos de ansiedad. La fuerza que el Señor nos da no es solo un refugio contra el peligro, sino también una fuente continua de fortaleza y renovación. En

